domingo, 8 de junio de 2014

Palabras robadas (2013)

Cuán hermosas son las palabras cuando se encadenan en una sucesión que proyecta hacia nosotros ideas memorables. Como cuando estamos frente a un rompecabezas, que así, todo revuelto, no transmite nada, pero de repente alguien arma y podemos contemplar la bella imagen escondida tras el caos.

Desde muy niño amé las palabras organizadas y encuadernadas, que me permitieron ser un contramaestre en "Un capitán de quince años", o hundir mis pies en el lodo de los barrios pobres de "Príncipe y mendigo".

Cuán hermoso es también lo que nos devuelve el mundo cuando lo contemplamos cuadro a cuadro, si podemos abstraernos al menos por un rato de aquello malo aparente. Porque es verdad que contemplar un niño desnutrido de África duele en las entrañas, pero al mismo tiempo, la respiración se detiene ante un amanecer frente al mar, un bebé riendo, o una mujer desnuda. En el mundo también existen estas imágenes bellísimas. Y ese arte de encadenar imágenes en una sucesión que nos conmueve es lo que hace el cine. Incluso el malo.

Por eso, cuando alguien junta palabras e imágenes en una secuencia que constituye una gran historia, aquellos que amamos estos elementos nos elevamos a un estado del cuál nos cuesta salir rápidamente. Y como todo aquello que es hermoso y no queremos que se vaya, nos duele cuando termina. Y sobreviene la catarsis, aunque mas no sea escribiendo estas pocas palabras.

Si te gustan ambas cosas como a mí, no dejes pasar esta historia.

Antes de referirme a ella, voy a aprovechar para mencionarte algo que quizás no tienes presente. Y creo que deberías, si deseas llamarte justo. El enólogo cuando crea un vino, pone su alma en él, y espera que lo disfrutes de la manera para la que fue creado. A su temperatura justa y en lo posible con una copa de cristal de forma particular. Para que puedas contemplar su color carmesí y sus lágrimas, apreciar su aroma, e ingresarlo a tu boca con el caudal y curva precisos. Eso requiere de tu predisposición, tu calma y tu tiempo.

Si munido de escasos minutos, lo mezclas de manera histérica con hielo y jugo de naranja en la misma vasija de plástico donde tu niño tomó hace un par de horas la chocolatada, no te atrevas a decir "este vino es un asco". Quizás puedas decir "no me gusta", pero nunca deberías decir que es malo algo que estás consumiendo en una forma para la que no fue creado.

Si quieres que una película sea una experiencia conmovedora, entonces intenta beberla dispuesto, en una copa de cristal, a su temperatura justa.

Esta película es ese tipo de elixir. Erigida a partir de un guión maravilloso, se acoplan impecables fotografía y música, y unos tremendos actores. No es un thriller, y sin embargo no da descanso. Simplemente no podrás dejar de mirarla.

No te diré de qué se trata. Solo destacaré una idea que instaló en mi mente. Todos cometemos errores, y lo importante no está en pensar que no debemos cometerlos, sino, en lo que hacemos a partir de haberlos cometido y como convivimos con ellos. Porque en todo caso, siempre son decisiones que tomamos, y esa convivencia dependerá de nosotros, y no de esperar que alguien nos rescate mágicamente de nuestras propias elecciones.

Buenos Aires, Argentina


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