martes, 28 de diciembre de 2010

Violines en el cielo

El Nokanshi es un ritual para quien ha muerto. Tan elegante y tan bello, que cuando lo ves, quieres morir así.


diciembre 2010





Querido lector. No me explayaré ni en el ritual, ni en la película que lo trata, que fue la que inspiró este relato. Trataré de cosas que están en ella. Cosas como la muerte y la vida, las relaciones, y un par de cosas más. Pero todo desde mi punto de vista.

Este relato no tendrá acción. Solo introspección. Te aseguro que será completamente aburrido y te aconsejo que no intentes seguir adelante. A menos que estés dispuesto a sufrir el flujo de las ideas, y con suerte, de las emociones.

Antes de sumergirnos, debo contarte sobre la musa inspiradora. Se trata de una película japonesa intitulada "Violines en el cielo" o "Despedidas" en español, "Okuribito" en japonés o "Departures" en inglés. Y quizás otros más, según en que parte del mundo te encuentres. La película es hermosa de principio a fin, con un tono tranquilo y poético, que no enerva. Trata con ritmo equilibrado sobre un muchacho, músico, que se enfrenta a un punto de inflexión en su vida y se muda al campo con su esposa, en donde por obra del destino, obtiene un trabajo como asistente del "sepulturero". Ese trabajo, lo obligará a navegar por su pasado y refundar su presente.

Querido lector. Te juro que investigué y aparentemente, el nombre "Nokanshi" aplica tanto para el ritual como para quien lo lleva a cabo. Pero no lo puedo afirmar porque no está demasiado claro. Te pido que me disculpes, y en todo caso realices tu propia búsqueda, si así lo crees necesario.

Dicho esto, daré paso a las reflexiones.


La muerte y el Nokanshi
En primer lugar, te contaré brevemente sobre el ritual budista del Nokanshi. Según se ve en la película, es un procedimiento de limpieza y embellecimiento del fallecido, como un acto de purificación que se realiza delante de los seres queridos, quienes participan sutilmente en la limpieza del cuerpo.

Te aseguro amigo lector. Es una ceremonia de tal delicadeza y belleza, con movimientos pausados, elegantes, precisos, casi como una danza, en donde el respeto por el fallecido es tan intenso, que conmueve hasta las entrañas. Tanto así, que en mi opinión, quien lo presencia, empieza a ver la muerte como algo sereno y plácido en lugar del concepto clásico que lo muestra como algo traumático y desagradable. Seguramente, amigo, si lo ves, te dirás a ti mismo como me lo he dicho yo: -¡Quiero morir así!

En mi opinión, es algo que deben presenciar grandes y chicos, porque a éstos últimos les muestra con increíble proeza que la muerte no es necesariamente algo feo. Debo advertirte también, como se trata de un procedimiento que deja luciendo vivo y cálido al fallecido, que éste queda convertido en un Bello Durmiente. Y esto, podrá ser confuso para algunos, sobre todo para quienes descreen en el Más Allá. Como yo.


Una cultura de poco contacto
Una cosa que me llamó la atención es que los japoneses parece que se tocan poco. En nuestra sociedad occidental, y en especial en la latinoamericana, cuando nos encontramos después de mucho tiempo con un ser muy querido, familiar o amigo, nos fundimos en tal abrazo que las costillas podrían estallar. Y si estamos en pareja, probablemente, lo primero y lo último que hagamos en el día, será darle un beso a nuestra amada o amado. Sin embargo, en la película, estas dos situaciones se reflejan claramente sin contacto. La cara de alegría de los que intervienen cuando se encuentran, es elocuente. Y la reverencia agachando la cabeza, no falta en absoluto. Pero de contacto, nada. Méritos para el director y los actores que nos hacen vivir la experiencia de notarlo. Porque te aseguro, cuando se encuentran y no se tocan, sientes de manera portentosa que algo falta , y quieres ir tú a abrazar al chico o a la chica.

Alguna vez escuché que el origen de la falta de contacto y de la reverencia de los orientales, viene por la transmisión de enfermedades. No me extraña que culturas milenarias, que han pasado por muchas calamidades, elijan ese camino. No podemos cuestionarlos. El coito con profiláctico es lo más antinatural del mundo. Y sin embargo lo preferimos así, incluso en este mundo occidental.


Siempre es tarde para decir te odio
La frase en su negativa, es decir, la que dice "Nunca es tarde para decir te quiero", es tan trillada como las papas fritas. ¿O no? Es así, pero no deja de ser cierta. A mi me toca de manera muy especial, en ambas márgenes del río. Pero no viene al caso, así que otro día te cuento. En cambio, de lo que sí te quiero hablar, es sobre lo que pienso acerca de decirle cosas a quien ya está fallecido. Especialmente aquellas que nunca le dijimos, o lo hicimos muy poco.

La afirmación se dibuja clara en mi conciencia: Siempre es tarde decirle te quiero a un muerto. Díselo en vida, amigo lector. No te conformes con la idea que él o ella te estarán escuchando desde el más allá. Tal vez lo haga, o tal vez no. Decírselo en vida, no solamente será algo hermoso para tu ser querido, sino también para quienes rodean a ambos. Yo tuve la suerte, y el deseo por cierto, de disfrutar mucho a mis padres y decirles y agradecerles en vida. Te lo aconsejo, amigo. Redunda en una paz duradera, casi permanente, porque los extrañarás sin culpas. Y también te sugiero, no calles tus reclamos hasta la muerte. Hazlos en vida, porque eso también te dará paz, y tal vez, solo tal vez, será un acto de justicia.


El maestro y el discípulo
Hay una escena en la película, en donde el discípulo duda de su capacidad para llevar a cabo ciertas tareas. Y el maestro lo obliga a realizarlas. Es un clásico. Lo vemos en muchas películas, y lo vemos en la vida. Hoy en día, estamos bombardeados por especialistas en psicología que insisten que si el alumno no quiere, no se lo debe obligar. En otras palabras, estaría mal que se le exija a alguien a hacer lo que no quiere hacer. Esto puede ser cierto de muchas maneras. Pero también puede ser, de muchas maneras, no cierto.

Hay veces en que el maestro no debe dudar de sus convicciones. Hay veces en que el alumno debe comprender que el maestro, es maestro por sus años, y que seguramente ya ha pasado por la mayoría de las situaciones. Y el alumno no debería cuestionar al maestro, y la sociedad no debería dejar que los maestros enseñen limitando sus métodos.

En esta escena, el alumno duda, el alumno tiene miedo y no quiere. Pero el maestro le exige y le grita. Y el alumno obedece. Y ese respeto por la autoridad de su maestro permite que él ejecute, con el consecuente avance en su aprendizaje. Y ese avance permite que él termine aprendiendo ese arte, y pueda hacer que trascienda cuando ya no esté su maestro.

Amigo lector, si eres un artista, si lo que haces, lo haces con tanto amor y calidad, que raya en una obra de arte, no permitas que tus discípulos desobedezcan con liviandad. Y si no eres un maestro, pero tu hijo tiene la suerte de ser discípulo de uno de ellos, enséñale a respetarlo, y deja que lo eduquen como tú no puedes.

Amigo lector, si tienes un hijo, tú eres el maestro, y él es tu discípulo.


La última compra
Tengo más reflexiones para compartir contigo. Pero no quiero aburrirte demasiado. Solo un poco. Así que te contaré un último pensamiento. En una parte de la película, alguien está eligiendo el ataúd para su ser querido, y otro le dice: -Es una ironía que la última compra que hacemos en este mundo, en realidad no la hacemos nosotros.- Fíjate cuán cierto es. No te olvides de tratar bien a quienes te acicalarán y te vestirán en tu descanso  final. Y ten respeto por los que han muerto. Porque tú lo serás también.

Y querrás tener tu Nokanshi.

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Twitter: @yodisiento
Buenos Aires, Argentina

1 comentario:

  1. Me encanta estoy totalmente de acuerdo. Tengo cinco hijos y siempre manejé la situación con límites entre padres e hijos , maestro y alumnos. Me dió muy buenos resultados son muy buenas personas que sirven a la sociedad, y merecen el lugar que ocupan como profesionales.

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